El Cerro del Castillo, el entorno natural que circunscribe la localidad de Collado Mediano en su parte norte, ha sido, de nuevo pasto de las llamas. Por suerte, la rápida actuación de los vecinos y cuerpos y seguridad del estado, que acudieron rápidamente al lugar del incendio, pudo controlarse y en menos de media hora ya estaba apagado. Las causas del incendio aún se desconocen y no se ha hecho pública ninguna versión oficial. Sin embargo, haciendo memoria, sí conocemos las causas de los otros dos grandes incendios que han asolado el cerro en menos de 15 años: en julio de 2009 y el más reciente y aún visible sus consecuencias, en julio de 2002.
En 2009, el incendio arrasó 36,21 hectáreas de monte convirtiéndose en uno de los mayores incendios de la región en ese año. En ese momento, en pleno verano, el suelo se encontraba en condiciones favorables para su propagación, lo que hizo que se expandiera muy rápido. El informe del Cuerpo de Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid indicó que el origen del fuego fue intencionado, seguramente en un montón de ramas secas prendidas con un mechero. La extinción del incendio, que obligó a activar el Plan Infoma en Nivel 2, requirió 35 horas de trabajo y la participación de 10 helicópteros, 40 dotaciones de bomberos y más de 200 personas. Cerca de 2,000 personas fueron evacuadas de las áreas circundantes.
Para restaurar el área, se retiraron árboles dañados y restos vegetales antes de las primeras lluvias de otoño. Fueron extraídos 600 metros cúbicos de madera dañada. Antes de la reforestación artificial, se evaluó la regeneración natural y se plantaron 5,000 nuevos árboles en las zonas no regeneradas naturalmente, incluyendo especies adecuadas al suelo y clima, como pino silvestre, encina, enebro y rebollo. La reforestación concluyó en enero de 2011.
El ecosistema volvió a florecer convirtiéndose en un precioso pinar que nos ha acompañado durante 10 años, pero en julio de julio de 2022, hace un año, la tragedia volvió al Cerro del Castillo. En esta ocasión, la causa fue un poste eléctrico en mal estado. En plena ola de calor veraniega, las chipas del poste prendieron el pasto que ardió con rapidez, convirtiéndose en el peor de los tres incendios registrados.
En 2022 el fuego arrasó con más de 72 hectáreas de bosque, haciendo necesario desalojar a más de 500 vecinos de las urbanizaciones El Reajo del Roble y Serranía de la Paloma. Para sofocar las llamas actuaron 14 dotaciones terrestres de Bomberos, Brigadas Forestales y maquinaria pesada realizando cortafuegos, así como 7 helicópteros de la Comunidad de Madrid y 2 hidroaviones del Ministerio para la Transición Ecológica, que estuvieron recogiendo agua del colindante embalse de Navacerrada para sofocar las llamas. Las labores de recuperación del monte siguen actualmente su curso.
Históricamente, el Cerro del Castillo tenía bosques con encinas, robles y enebros. La deforestación llevada a cabo en el siglo XVIII para conseguir carbón y leña para Madrid transformaron la zona. En el siglo XX, solo sobrevivieron algunas encinas y enebros enanos debido a su resistencia.
En 1940, se repobló el cerro con pinos negrales y silvestres. Los primeros crecen en zonas secas, mientras que los segundos prefieren áreas húmedas. Hierbas perennes como Poa bulbosa, Koeleria y Agrostis castellana protegen el suelo de la erosión. Vulpia y otras gramíneas anuales también son comunes.
La pérdida del bosque natural permitió la expansión de matorrales como la jara pegajosa, muy resistente a los incendios y la de hoja de laurel. La ganadería y la recolección de leña mantenían a raya estos matorrales, pero al desaparecer, la vegetación cambió. Los incendios en el matorral resinoso se hacen más virulentos y sus constancia en el tiempo obstaculizan la regeneración interrumpiendo los ciclos de la naturaleza.