Corrían las mismas fechas del año pasado y un padre, agobiado por la llegada de sus Majestades y sin poder económico para frenar su avance, decidió poner en marcha una iniciativa en la calle donde residía: un trueque de juguetes en buen estado.
«Cambiaré los juguetes que mis hijos ya no usan por aquellos que los hijos de los demás ya no utilicen, pero que sean novedad para los míos«, pensó.
Y así lo hizo saber a través de un mensaje de WhatsApp a los vecinos más cercanos. Como suele suceder cuando la suerte está de cara, este mensaje fue pasando de móvil en móvil y de grupo en grupo hasta llegar a los pueblos colindantes. La idea se viralizó por la sierra de tal manera que, con la ayuda de voluntarios y el proyecto Reutiliza promovido por el ayuntamiento, lograron llenar de juguetes el lavadero. Aquel padre ya no estaba tan agobiado, ni lo estaban las familias de aquellos niños que recibieron un juguete inesperado en esas fechas tan señaladas, quizás el único que obtuvieron.
Este año se ha vuelto a poner en funcionamiento la misma idea, con más apoyo: el ayuntamiento colabora con un local, la iglesia paga las facturas de carteles y gasolina, y la asociación Collado Solidario aporta ayuda burocrática.
Con toda esa ayuda que antes no se tenía, aquel padre pudo desplazarse a supermercados y centros comerciales para pedir una pequeña donación en forma de juguete, de ilusión, de cariño…La negativa fue la tónica absoluta de aquellos que más tienen, sugiriendo en algún caso no realizar este tipo de iniciativa.
Nuestro objetivo es otro, el objetivo de los vecinos es la tranquilidad, la ilusión y la alegría de los más pequeños. Que ningún niño se quede sin juguetes independientemente de la situación de su familia, colaborando al mismo tiempo a la economía circular.
Seguimos… seguiremos…